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http://www.tortugasdealmeria.blogspot.com/ ESTA CREADO PARA LA AYUDA Y CONSERVACION DE la tortuga leprosa(mauremys leprosa) y tortuga mediterranea o mora(testudo graeca) ESPECIES PROTEGIDAS AUTOCTONAS DE LA PROVINCIA DE ALMERIA. Esta autorizado cualquier uso de esta informacion con el fin de promover la salvacion de estas dos especies.

TORTUGA MORA




Es un quelonio de caparazón abombado cuyo espaldar es de color amarillento, verde oliva pálido o pardusco, en el que las placas presentan generalmente una mancha central y los bordes de color oscuro o negro. El peto es amarillento, con manchas irregulares negras, que en algunos individuos pueden extenderse ampliamente alrededor de las suturas centrales, mientras que en otros forman un diseño estrellado especialmente en las placas ventrales y femorales.

En el espaldar hay cinco placas vertebrales, ocho costales en dos series de cuatro a ambos lados de las vertebrales, once marginales al lado de cada serie costal, una nucal y una supracaudal. Ésta última no está divididida ni sobresale de las marginales. En el plastron se distinguen dos placas gulares, dos humerales, dos pectorales, dos ventrales, dos femorales y dos anales. Las escamas ventrales son las de mayor tamaño. La parte ósea posterior del peto, el xiphiplastron, presenta cierta movilidad gracias a una charnela situada entre las placas femorales y las abdominales.
La cabeza es de color amarillento, con manchas negras o completamente negra, y se encuentra cubierta por pequeñas e irregulares escamas, entre las que destacan la frontal por su mayor anchura (a veces dividida) y la prefrontal. Las supranasales no se encuentran en la zona media. Las mandíbulas, con un recubrimiento córneo, conforman una boca en forma de pico, sin dientes.
Figura 2. Placas que componen el espaldar y plastron de la tortuga mora. En el espaldar: N: nucal, M: marginales, V: vertebrales, C: costales, SC: supracaudal. En el plastron: G: gulares, H: humerales, P: pectorales, V: ventrales, F:
En las poblaciones ibéricas, los individuos no suelen sobrepasar los 200 mm de longitud de espaldar, con un tamaño medio, de machos y hembras respectivamente, en Doñana, de 146 y 173 mm y en el sureste ibérico de 113 y 134 mm.

Estatus de conservación


A nivel mundial, la IUCN considera a Testudo graeca como Vulnerable (VU). En el Atlas y Libro Rojo de los anfibios y reptiles de España, se considera que la especie esta en peligro, EN, en nuestro país siendo los criterios que aconsejan colocarla en este estatus los denominados A2c, b1ab+2ab por la IUCN.

Las principales amenazas que se ciernen sobre las tortugas moras españolas son la degradación y fragmentación del hábitat debida al aumento de los cultivos intensivos, incendios, construcción de vias de comunicación, urbanizaciones, etc.; por la recolección furtiva que aún se da sobre todo en las poblaciones del sureste peninsular; y por último por la introducción de ejemplares procedentes de cautividad que puede dar lugar a la aparición de enfermedades en las poblaciones silvestres y a la contaminación genética.


DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA Y ECOLOGÍA.-


En España vive en zonas costeras, de escasa precipitación, de las provincias de Almería y Murcia, donde abundan el matorral, el esparto y el palmito. En la isla de Mallorca habita en zonas de pinares. En la provincia de Huelva, en zonas arenosas con matorrales y gramíneas, como el Coto de Doñana. También existe un pequeño reducto en los cerros fronterizos de Melilla con Marruecos.
Donde se da mayor densidad de población es en la Sierra de Cabrera, Sierra de Bédar, Río de Aguas, zona noreste de Sierra Alhamilla y zona norte de la Sierra del Cabo de Gata, en el Levante de la provincia de Almería.


Desarrolla su actividad en-tre el nivel del mar y los 1.000 mts. de altitud y en un radio de acción infe-rior a 1 Km., no desplazán-dose normal-mente a más de 800 mts., por lo que su área de campeo, se estima entre 50 y 100 hec-táreas.


En rojo los núcleos de población existentes en España.

La cuarta parte de su vida transcurre invernando. Los meses de Noviembre, Diciembre y Enero los pasa aletargada, aunque no es extraño que interrumpa su sueño durante las horas centrales de algunos días en los que el sol caliente.
Existen dos periodos en los que desarrolla su máxima actividad: el primero en Marzo y Abril (después de invernar) y el segundo en Septiembre y Octubre (antes de invernar), coincidiendo con las dos épocas de celo y los apareamientos.
El albaidar es un paisaje típico donde habita la tortuga mora y en donde encuentra refugio con facilidad.

A partir de Mayo su actividad va decreciendo progresivamente (excepto en las hembras, que preparan las puestas) hasta finales de Julio. Durante las siguientes 4 ó 5 semanas permanecen cobijadas en la sombra la mayor parte del día y su alimentación es muy escasa, casi nula. Comienzan a ser activas nuevamente, a finales de Agosto, coincidiendo con el nacimiento de una nueva generación de tortugas.
Al andar, llevan el cuello erguido y el armazón levantado del suelo unos 2 cm.

Tiene un régimen alimenticio eminentemente fitófago que, ocasionalmente puede completar con pequeños insectos e incluso con caracoles. La base de su alimentación lo constituyen las verduras, hortalizas, plantas herbáceas y algunas frutas. Comen lechugas, tomates, pimientos, habas, zanahorias, coles, nabos, espinacas, escarolas, pepinos, berenjenas, chirimoyos, sandías, melones, plátanos, chumbos, frutos del algarrobo, hojas del palmito, hojas de juncos, hojas y flores de lentiscos, hojas de labiadas, hojas del asfodelo, tallos de matorrales, hojas de gramíneas, plantas crasas, etc.
Verduras y hortalizas forman la base de su alimentación.


Entre los peligros que acechan a la tortuga mora, destaca la amenaza que proviene de los incendios forestales, que, aparte de causar mortalidad en la población, destruyen los hábitats que le son más propicios. Otro peligro es el que proviene de sus depredadores naturales como el águila real, el águila perdicera, el cuervo, el jabalí, el tejón, la comadreja, la rata y numerosos animales susceptibles de destruir las puestas de huevos.
Es un animal diurno. Normalmente no es madrugador. Su actividad no empieza hasta 1 ó 2 horas después del amanecer y finaliza 1 ó 2 horas antes de que se ponga el sol.
El comportamiento de estas tortugas es similar al del resto de los reptiles, si bien destacan la lentitud de sus movimientos y lo prolongado de sus vidas.
Su longevidad es variable, dependiendo mucho de la cantidad y calidad de la alimentación que hayan tenido, así como de las condiciones medioambientales: temperatura, humedad, horas de sol, periodicidad y duración de los letargos invernales, etc. Suele vivir entre 60 y 100 años, pudiendo superar el siglo facilmente.
Ejemplo de adaptación a la vida en cautividad, en un terrado.

Es un animal de costumbres, que demuestra inteligencia. Conoce muy bien lo que puede dañarle, los alimentos que le son más propios y puede acostumbrarse a tomar la comida de la mano de quien le cuida. Conoce, asimismo, a la persona amiga, con la que se confía, y a la enemiga, de la que recela, refugiándose dentro del caparazón, apenas la detecta.
Se adapta fácilmente a vivir en cautividad (si las condiciones son aptas) junto al hombre, por lo que se le conoce también como tortuga de jardín o de terraza.
Normalmente la hembra se domestica antes y el macho es más esquivo.
La tortuga mora es uno de los quelonios que mayor vitalidad posee. Sufre bien ayunos muy prolongados y graves mutilaciones. Aunque es terrestre, se conocen casos de ejemplares que han sobrevivido sumergidos bajo el agua, en zonas inundadas, durante semanas.
Es curioso su modo de andar porque mantiene el cuello erguido y el armazón levantado del suelo unos 2 cm. El orden en que mueve sus extremidades, al desplazarse, es siempre igual: la delantera izquierda y la trasera derecha casi simultáneas, luego avanza la pata delantera derecha y la trasera izquierda casi a la vez, y después, vuelta a empezar. De este modo mantiene un buen equilibrio.
La cola suele tenerla retraída entre el escudo y el peto, asomándola solo cuando evacua desechos orgánicos, durante las cópulas y, la hembra, en las puestas de huevos.
Existen diferencias claras entre los dos sexos. Las hembras son de mayor tamaño y peso que los machos. Los machos poseen la parte inferior o ventral del caparazón más convexa, lo que le facilita el acoplamiento con la parte trasera del escudo de las hembras y el contacto de los órganos copulatorios que tienen situados en la cola.
En las placas córneas que recubren la parte superior del caparazón, se distinguen unos anillos concéntricos que aumentan su número con los años, en una proporción de 1 anillo por año, aproximadamente.
Este hecho permite calcular la edad de un ejemplar, contando el número de anillos que posee en cada placa. Si bien en la práctica resulta difícil, esta operación, debido a la proximidad entre los anillos y lo poco claro que aparecen dibujados.
Durante el cortejo que precede a la cópula, el macho persigue a la hembra, acosándola y golpeándola con el caparazón.




Ecología trófica



Las tortugas se alimentan básicamente de materia vegetal. En la dieta de las tortugas de Doñana se han identificado 81 especies diferentes de plantas, entre las que destacan gramíneas, leguminosas, compuestas y juncáceas; además suelen incluir también en su dieta pequeños invertebrados y carroña. En Marruecos, se describen 36 especies vegetales en la dieta de las tortugas y se le considera un herbívoro muy selectivo.

Biología de la reproducción



Aunque el periodo de cortejos puede iniciarse en otoño, el principal periodo se localiza entre febrero y mayo. Las hembras pueden copular con distintos machos durante una misma estación reproductora, pudiendo tener los huevos de cada puesta un único o distintos padres. Cuando no se produce la renovación de esperma entre puestas sucesivas, utilizan esperma almacenado para la fecundación de los huevos.
Las hembras desarrollan de 1 a 4 puestas anualmente, con un número medio de 3,5 huevos. Realizan sus nidos entre el mes de abril y junio (excepcionalmente julio). Las primeras crías eclosionan y pueden emerger del nido en agosto, y las últimas en septiembre. El período de incubación varía entre 67 y 129 días, retrasándose la emergencia de la cría unos nueve días después de la eclosión del huevo. La temperatura en los nidos promedia 27,9 ºC, pero muestra una amplia variación diaria y a lo largo del periodo de incubación.
Las hembras alcanzan la madurez sexual con un tamaño medio de 170 mm y edad media de 8,5 años. Los machos maduran con un tamaño medio de 141 mm y edad media de 7 años.

La razón de sexos, que se estima sobre individuos vivos, muestra mayor número de machos, lo que se cree influenciado por la mayor actividad que suele apreciarse en los machos. Sin embargo, se considera más fiable la razón de sexos obtenida a partir del número de individuos muertos encontrados que se aproxima a la paridad.

La estructura de edades presenta normalmente una distribución con escasa frecuencia de individuos de corta edad, que refleja la escasa incorporación de juveniles que suele producirse anualmente, aunque ocasionalmente se producen años favorables de mayor incorporación o supervivencia de crías. En Doñana, la mayor longevidad corresponde a un individuo de 43 años.

Aunque la tasa de eclosión suele ser elevada (44-80%), la tasa de supervivencia de juveniles es normalmente baja y muy variable (Probabilidad de supervivencia de 0 a 6 años: 1,3-9,7% en Doñana; tasa anual del 45,7% en Murcia). Por el contrario, la supervivencia de los adultos es muy elevada, estimándose normalmente una tasa anual superior al 90%. Con estas características, la estabilidad de las poblaciones suele depender fundamentalmente del mantenimiento de las altas tasas de supervivencia de los adultos, aunque finalmente también resulta de importancia la incorporación de juveniles. La población de tortugas de Doñana, en la que se pueden observar años de escasa incorporación de crías y alta mortalidad juvenil, se mantiene estable gracias a la alta supervivencia de los adultos, mientras que un notable incremento ocasional en la incorporación de crías, en esporádicos años favorables para ello, tiene además un importante papel regulador en su dinámica y estabilidad.

Interacciones entre especies



Gracias a su duro capazón, las tortugas no sufren una alta presión de predadores, aunque se ha detectado predación sobre individuos juveniles por zorros, garduñas, tejones, águila real y cuervos en el sureste ibérico, y por ratas y cuervos en Baleares. En Doñana, sus predadores son el meloncillo, milano negro, milano real y águila imperial.

Se describen 13 especies de endoparásitos del tracto intestinal de la tortuga mora y la existencia de garrapatas de la familia Ixodidae en las tortugas del sureste ibérico.

La enfermedad que más frecuentemente se encuentra en las tortugas es la rinitis crónica, que consiste en la producción de secreciones mucopurulentas que acaban causando la muerte del animal tras la pérdida de peso. Está asociada a la presencia de Herpesvirus, Mycoplasma u otros agentes patógenos. Las tortugas frecuentemente son portadoras de Salmonella, aunque ello no implica que actúen como patógenos para el animal.

Patrón social y comportamiento



Tanto en Doñana como en el sureste ibérico, las tortugas se caracterizan por dos períodos de actividad al año. El principal de ellos, cuando el 100% de los individuos se observan activos, se inicia tras la hibernación, abarcando desde enero a junio o julio. El segundo periodo es de menor duración e intensidad, pues sólo se observa el 50% de individuos activos, y se desarrolla en otoño. Entre ellos, la estivación es el principal periodo de inactividad en los machos, mientras que en las hembras la inactividad es mayor durante la hibernación.



MEDIDAS Y PESOS.-


Tamaño del caparazón Peso del animal

longitud ..entre 14 y 16 cm.
MACHO ADULTO anchura ...entre 10 y 12 cm. de 550 a 800 gr.
altura ....entre 7 y 8 cm.

longitud ..entre 17 y 20 cm.
HEMBRA ADULTA anchura ...entre 11 y 13 cm. de 900 a 1200 gr.
altura ....entre 8 y 9 cm.

Estos datos corresponden a la subespecie que habita en el Sur de España, Islas Baleares y Norte de Marruecos. En los ejemplares que viven en otros lugares próximos al Mar Mediterráneo como Córcega, Cerdeña, Sicilia, Sur de Italia, Croacia, Grecia, Chipre, Líbano, Siria, Suroeste de Turquía, etc., el caparazón es de similar altura, pero más largo (de 30 a 35 cm. en las hembras adultas) y más ancho, y son más pesados.



REPRODUCCIÓN.-



La vida sexual de la tortuga mora es una de las más largas de todo el reino animal. Los machos alcanzan la madurez sexual a los 7 u 8 años y las hembras a los 9 ó 10, pudiendo ser activas hasta pocos años antes de morir que, teniendo en cuenta su longevidad, es mucho tiempo.
El macho tiene espermatogénesis de tipo postnupcial, con actividad de Mayo a Octubre y con una detención prolongada durante el periodo invernal.
En la hembra el ciclo ovárico es anual. La vitelogénesis comienza al principio del verano, después de las puestas, desarrollándose los folículos ováricos hasta el otoño. A continuación hay un periodo de latencia invernal y finalmente maduran en la primavera siguiente.
Tiene dos épocas de celo. La primera va desde mediados de Febrero hasta finales de Abril, y la segunda, desde principios de Septiembre hasta finales de Octubre.
La cópula de estos quelonios va precedida de un cortejo elaborado. El macho busca a la hembra y cuando la encuentra la persigue, acercándose y golpeándola con su caparazón en la parte trasera y los laterales del caparazón de ésta. Si la hembra continúa andando, el macho seguirá acosándola con empujones e incluso con mordiscos en las patas traseras. Si la hembra se para, indicará que está receptiva, por lo que el macho se encarama poniendo las patas delanteras sobre el escudo de ella, haciendo coincidir los respectivos órganos sexuales, situados en las colas, y copulando a continuación.

El acoplamiento supone el momento final de la época de celo.

Durante la cópula, el macho aparece con la boca completamente abierta y la hembra efectúa movimientos suaves de derecha a izquierda y viceversa. El macho estira su cuello hacia adelante, se supone que para mantener el equilibrio y no caer hacia atrás, aunque se desconoce el motivo exacto.
En este periodo es fácil encontrar machos en posición invertida, con el peto hacia arriba, como consecuencia de haber perdido el equilibrio durante algún acoplamiento.
A los pocos días de finalizar la primera época de celo, tiene lugar la puesta de huevos que consta, normalmente, de dos fases.


Puesta de huevos en la arena.



Una comienza a mediados de Mayo y abarca entre 10 y 15 días. Después descansa la hembra y repone fuerzas, aumentando su alimentación, durante un intervalo de unos 15 días. Luego comienza la otra fase de la puesta, que abarca entre 10 y 15 días.
En cada fase la hembra deposita (en una zona arenosa previamente seleccionada) entre 2 y 6 huevos, no excediendo la decena, el total de la puesta.
Algunas veces, la hembra realiza la puesta en una sola fase, entre finales de Mayo y mediados de Junio, depositando ½ docena de huevos en un solo agujero, que luego rellena.
Para los primeros días de Julio ya han terminado las puestas de huevos.
Los huevos son ovalados y de color blanco y están recubiertos por una cáscara no muy dura. En el interior poseen una membrana, el amnios, que delimita una cavidad llena de líquido en cuyo seno se encuentra el embrión, al cual, protege de la desecación. Su tamaño y peso es similar al de los huevos de la paloma. Miden 29,8-40,2 x 22,6-33,7 mm.

Una vez puestos los huevos, son recubiertos de arena, quedando enterrados entre 7 y 10 cm. bajo tierra.



La construcción del nido consiste en excavar un hoyo con forma de embudo, en la arena, de entre 12 y 18 cm. de diámetro y profundidad máxima entre 10 y 14 cm.
En el fondo de la excavación deposita los huevos y posteriormente recubre el nido con arena, haciendo muy difícil su localización. Los huevos quedan enterrados entre 7 y 10 cm. bajo tierra.
La hembra tarda de 1 a 3 horas entre hacer el hoyo, poner los huevos y volver a taparlo. El nido suele situarlo hacia el Este y al abrigo de alguna planta o roca.
Durante un periodo entre 70 y 90 días el calor solar unido al terrestre, se encargan de incubar los huevos, produciéndose la eclosión entre los últimos días de Agosto y primeros de Septiembre.

Vista panorámica de la Sierra de Cabrera, en la Provincia de Almería.

Suelen nacer entre 1 y 6 crías que están bien formadas y son copia exacta, a pequeña escala, de sus padres.

La rambla es otro hábitat natural de la Tortuga Mora.

Al venir al mundo, el caparazón de las tortuguitas mide entre 3 y 4 cm. de largo y entre 2 y 3 cm. de ancho y tienen el caparazón blando, no alcanzando su dureza típica hasta varios años después. Su ritmo de crecimiento es considerable, en esta etapa.
Desde el mismo momento en que salen del cascarón, se muestran independientes de sus padres, valiéndose por si mismas para todo, aunque son muy vulnerables.

Descripción de las crías

Las crías nacen con un tamaño medio de 34,14mm (sd=1,92, rango: 28,7-39,9, n=26) y un peso medio de 10,8 g (sd= 2,01, rango 8,1-15,6mm, n=26) (Díaz-Paniagua et al., 1997). Tras la eclosión se aprecia un surco transversal arrugado en la zona media del peto, que recuerda la posición doblada que el animal ha tenido durante su crecimiento en el interior del huevo. La coloración del espaldar es similar a la del adulto, aunque las manchas oscuras del peto no se encuentran todavía completamente desarrolladas, variando entre algunos individuos que presentan escasas manchas y otros que muestran una irregular mancha situada alrededor del ombligo. En las crías recién nacidas se aprecian restos del surco umbilical y una protuberancia angulosa en el pico, que se va perdiendo aproximadamente en el primer o segundo mes de vida (datos propios).

Descripción de los huevos

Los huevos son de color blanco y de forma aproximadamente esférica. Su diámetro medio mayor es de 33,7mm y el perpendicular a éste de 28,3 mm. El peso medio es de 14g
La cáscara de los huevos de la tortuga mora está formada por una cubierta calcárea rígida y mínimamente porosa. A través de estos poros se produce el intercambio de gases y agua con el exterior. Sin embargo, la cantidad de agua que estos huevos rígidos pueden absorber es muy pequeña o imperceptible (Packard y Packard, 1980), no incrementándose apenas el tamaño ni el peso del huevo a lo largo del desarrollo embrionario (datos propios no publicados). La microestructura de la cáscara del huevo de T. graeca ha sido descrita por Young (1950) y Schleich y Kästle (1988) y es en general muy parecida a los de otras especies de la familia Testudinidae. Desde el exterior hacía el interior se distinguen varios estratos o capas: 1) Una cutícula externa o tegumento, en la que se pueden apreciar poros; b) Un estrato cristalino compuesto por cristales de carbonato cálcico bajo la forma de aragonita (estos cristales están formados por un núcleo esférico basal del que irradian finas agujas o espículas); c) Una membrana testácea ; d) dos membranas internas.



OBJETIVOS QUE SE PRETENDEN LOGRAR EN EL ENCUENTRO MEDIOAMBIENTAL ALMERIENSE.-



La Tortuga Mora es uno de los animales más representativos de la Naturaleza Almeriense.
Tomando como lema el título del Encuentro Medioambiental Almeriense La Asociación "Tortuga Mora" ha buscado 2 soluciones a la problemática actual de este animal.
Se estima que la densidad de población, de este animal, en nuestra provincia es la más alta de España y además con la particularidad de ser autóctona, no reintroducida.
Por este motivo y por estar en peligro de extinción, proponemos 2 soluciones para atajar la problemática que existe hoy en día:
PRIMERO: Asegurar la continuidad de la especie, creando una Reserva Integral de la Tortuga Mora en la provincia de Almería.
SEGUNDO: Hacer coincidir la realidad actual con la legislación vigente, autorizando a los poseedores de Tortugas Moras, que se estimen convenientes, a tenerlas dentro del marco de la Ley.

1º) Esta Reserva tendría carácter público y oficial y su fin primordial sería asegurar la continuidad de la especie. Debería reunir unas condiciones que propicien la reproducción. Sería conveniente que estuviera completamente vallada. Posteriormente se harían reintroducciones en su medio natural. Creación, gestión y mantenimiento de la Reserva. Planificación, gestión y seguimiento de las repoblaciones.
Además serviría para exponerlas a las personas que deseen verlas y conocerlas, fomentando de este modo que sean respetadas y queridas. Si consiguiéramos esto, el futuro de la Tortuga Mora quedaría asegurado. Planificación y control de las visitas.
2º) En la provincia de Almería hay numerosos particulares que tienen Tortugas Moras. Actualmente, la Ley prohibe la posesión y el tráfico de este animal. Lo que pretendemos es adecuar la realidad a la Ley ó viceversa, que la Ley dé una tregua, a los que así lo deseen, para poder legalizar su situación. Esto es difícil conseguirlo a corto plazo, pero es más factible hacerlo a medio ó largo plazo. Proponemos 5 etapas.
a) En una primera fase pretendemos crear unos equipos de trabajo (a cuyos miembros se les exigiría unos conocimientos mínimos sobre la Tortuga Mora) para inspeccionar "in situ" a los poseedores de tortugas que voluntariamente lo pidiesen.
b) Paralizar temporalmente las sanciones, multas ó cualquier tipo de represión a los ciudadanos que actualmente poseen ejemplares de Tortuga Mora. De este modo quitaríamos el recelo ó miedo que sienten muchas personas, a decir que tienen tortugas.
c) Incentivar (encontrar alguna fórmula, por consenso) a los tenedores de tortugas para que se identifiquen. De esta manera podríamos hacer un censo aproximado de los ejemplares que viven en cautividad. Poner una fecha límite para la recogida de datos: nombres, direcciones, número de ejemplares que poseen, etc., y crear una lista. Motivar e implicar moralmente en la conservación de la Tortuga Mora.
d) Visita de los grupos de trabajo a los inscritos en la lista creada. Inspeccionar las instalaciones donde tienen a las tortugas. Si éstas son aptas, tomar nota para posteriormente autorizarlos definitivamente. Si las condiciones no se consideraran aptas, informarles sobre las reformas que deberían acometer para su acondicionamiento y dar un plazo para su ejecución.
Una vez finalizado este plazo, se repetiría la inspección y si ésta fuera positiva, se autorizarían definitivamente como poseedores legalizados de Tortuga Mora. Si la 2ª inspección fuera negativa, porque no han podido, no han sabido o no han querido acondicionar el lugar donde tienen las tortugas, se les invitaría a entregar los ejemplares a la Reserva, de forma voluntaria. En caso de no acceder, el equipo de trabajo se limitaría a informales de su situación ilegal.
La forma de autorizar a los ciudadanos podría ser mediante un carnet, certificado ó similar, que tendría carácter oficial.
e) Una vez finalizadas las inspecciones de los grupos de trabajo y entregadas las autorizaciones oficiales, a los poseedores de tortugas que se hayan estimado convenientes, se reactivaría la legislación vigente sobre protección y conservación de la Tortuga Mora.


MARCO LEGAL.-

En España figura como especie protegida por la ley, desde la aprobación del decreto del 21 de Septiembre de 1973. Actualmente se considera que está en peligro de extinción.


Origen de las poblaciones españolas de tortugas moras

El origen de las poblaciones españolas de tortugas moras fue objeto de controversia durante buena parte del siglo XX. La distribución muy restringida de estas poblaciones en la Península Ibérica (son las únicas poblaciones continentales de la especie en Europa) y su similitud morfológica con las tortugas del norte de Marruecos, sus conespecíficas más cercanas, indicaban una estrecha relación filogenética con éstas. Se propusieron varias hipótesis. Por un lado, se sugería que las poblaciones ibéricas serían los últimos relictos de una más extendida y amplia distribución de la especie en tiempos anteriores en la península. El origen de la especie habría sido Eurasia, habiendo quedado las poblaciones ibéricas en algún momento desconectadas de las de Oriente. Estas poblaciones habrían colonizado desde la península el norte de África (Bons, 1967, Loveridge y Williams 1957). Otra hipótesis abogaba por un origen africano de las poblaciones ibéricas (Boscá, 1877; Lortet, 1887; Salvador 1974).
Otra cuestión por resolver se refería al momento de la separación entre las poblaciones españolas y africanas. Existían dos posibilidades. La primera de ellas consideraba que las poblaciones ibéricas y las norteafricanas se habrían separado antes de la apertura del estrecho de Gibraltar, suceso que tuvo lugar hace algo más de 5 millones de años, lo cual habría dado lugar a algún tipo de diferenciación genética y/o morfológica entre las tortugas de uno u otro lado.
La otra posibilidad es que tuvieran un origen común y próximo en el tiempo, es decir, las poblaciones de un lado del estrecho habrían dado origen a las del otro, en algún momento posterior a la apertura del istmo, el cual habrían atravesado bien cruzando de forma natural, a la deriva sobre vegetación flotante o incluso flotando sobre el agua directamente, bien de la mano del hombre. Si esto fuera cierto sería de esperar una completa identidad tanto genética como morfológica entre las tortugas de ambos lados del estrecho.
En la revisión del registro fósil pleistocénico, no se ha encontrado ningún resto de T. graeca en la Península Ibérica, siendo abundantes sin embargo en Marruecos (Gmira, 1995). En comparación, la otra especie de tortuga terrestre peninsular, la tortuga mediterránea, T. hermanni, cuenta con un abundante y extendido registro fósil en España.
A este respecto es conveniente aclarar que en 1986 se publicó el hallazgo de un fósil de T. graeca encontrado en el yacimiento del Pleistoceno superior de Cueva Horá, Darro, Granada (Bailón, 1986). Este resto fue posteriormente reclasificado como T. cf. hermanni por el mismo autor (Bailón, 2001). La falta de fósiles ibéricos es un indicio claro a favor de la hipótesis de un origen extraeuropeo y relativamente reciente de las tortugas moras ibéricas.
Álvarez et al. (2000) realizaron estudios genéticos que pretendían aclarar el origen de las poblaciones ibéricas de tortugas moras. Estos autores compararon varias secuencias de nucleótidos de ADN mitocondrial, en individuos de las dos poblaciones ibéricas y en otros procedentes de cuatro puntos distintos del norte de Marruecos. Los resultados mostraron que todos los ejemplares ibéricos compartían un mismo haplotipo, que también se encontraba en el NE de Marruecos. Además de éste, en Marruecos se encontraron tres haplotipos más. La falta de variación genética entre las tortugas de uno y otro lado del estrecho indica que el aislamiento entre ellas databa de un tiempo posterior a la apertura del estrecho, y por lo tanto que en algún momento, posterior a este evento, las tortugas cruzaron el estrecho a través del mar.
Por otra parte, el hecho de que las tortugas ibéricas, cuenten sólo con dos poblaciones y con un número relativamente pequeño de efectivos y no presenten diferencias ni al nivel genético estudiado ni en el morfológico, mientras que, en el norte de África, se da una mayor diversidad genética y morfológica y las poblaciones son más abundantes y extendidas, indica que las tortugas españolas provienen del norte de África y concretamente del NE de Marruecos, y que llegaron a la península en un pasado relativamente reciente (no superior a algunos miles de años), bien de forma natural, por deriva a través del mar, como en el caso de otras tortugas que han colonizado islas, bien traídas por el hombre (Álvarez et al., 2000). Por otra parte, las tortugas moras de Baleares, tampoco han sido encontradas en el registro fósil de las islas, lo cual sugiere también que llegaron en un tiempo relativamente reciente y probablemente, por cercanía, del norte de África. Así pues, las tortugas moras españolas proceden del norte de África, de donde llegaron probablemente hace algunos cientos o quizás miles de años. En la actualidad se encuentran completamente integradas en los ecosistemas en los que habitan.

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